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Constancia y días cero para tus metas

Constancia y días cero para alcanzar tus metas



Poco importa que tu objetivo sea tocar un instrumento, escribir una novela, aprender un idioma, estar en forma o llegar a dominar el mundo, un aspecto clave para conseguirlo es la constancia.

Constancia práctica violín, guitarra...A nadie se le escapa que se hace más camino corriendo un kilómetro diario durante todo un año que corriendo treinta kilómetros de golpe cada seis meses. Sin embargo, el día a día, con toda su inmensa cantidad de pequeñas tareas que requieren nuestra atención suele robarnos la energía para mantener esa constancia. La situación empeora porque la constancia, al igual que los músculos, entre menos la ejercitamos, más nos cuesta utilizarla. Basta un solo día sin hacer aquello que nos hemos propuesto para que al día siguiente nos resulte aún más difícil realizarlo.

Es ahí donde entra en juego la idea de no permitir nunca más un día cero. Los días cero son aquellos días en los que no has realizado ni una sola acción que te permita estar más cerca de tu meta. La gracia está en que entre el cero y cualquier otro número, por pequeño que sea, la diferencia es infinita, así que con un solo paso que des, por chiquitito que sea, le habrás dado una paliza al cero. Lo que es mejor aún, te sentirás bien contigo mismo porque no habrás dejado pasar un día en balde, sino que habrás dado un paso adelante para conseguir tus objetivos.

¿Quieres aprender a tocar un instrumento? Practica durante cinco minutos. ¿Quieres escribir una novela? Escribe un párrafo o una sola frase. ¿Aprender un idioma? Memoriza una palabra. ¿Estar en forma? Dos flexiones. ¿Dominar el mundo? Bien, no voy a dar ideas para eso...

La clave está en que hagas algo que no tengas absolutamente ninguna excusa para no hacer. El consejo va en la misma línea que aquel de "que lo perfecto no te prive de lo bueno", que intenta combatir el perfeccionismo estéril que acaba por llevar a la inacción (al ser imposible de realizar).

Escuché esta idea por primera vez en una de las newsletters de Gabriella Campbell, a quien os recomiendo encarecidamente que sigáis, pues siempre está aportando buenas ideas que ella suele aplicar a la literatura, pero que son aplicables a otros muchos campos. Hoy me la ha recordado otra newsletter, en este caso de Jenny O'Connor, que la aplica a la práctica del violín, y he querido compartirla con todos vosotros.

Espero que os resulte de tanta utilidad como a mí.

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